RESIDUOS DE LA COMBUSTIÓN - Definición - Significado

Con esta expresión se indica el conjunto de depósitos y cenizas que se forman siempre que se produce una combustión con productos no perfectamente puros o en condiciones tales que no permitan la total oxidación de los combustibles.

En el caso de motores de combustión interna, tanto de ciclo de Otto como Diesel, se entiende por residuos de la combustión el conjunto de depósitos que aparecen en la cámara de combustión, los conductos de escape y las válvulas al cabo de un determinado período de funcionamiento. Esencialmente, dichos depósitos se deben a:

- substancias extrañas no combustibles contenidas en los carburantes;

- substancias no combustibles añadidas a los mismos para comunicarles determinadas propiedades;

— substancias extrañas contenidas en el aire aspirado, y

- substancias contenidas en los lubricantes o compuestos que se forman en la cámara de combustión debido a combustiones incompletas.

Los combustibles empleados en los motores (gasolina, gas-oil, etc.) son productos muy refinados respecto al petróleo crudo de partida; a pesar de ello, en algunos casos, durante los procesos de destilación y las transformaciones realizados en las refinerías, pueden tener lugar transportes de pequeños porcentajes de substancias extrañas presentes en los crudos. Estas substancias (cinc, vanadio, silicio, níquel, etc.) pueden contribuir a la formación de depósitos, especialmente en los motores que emplean combustibles menos refinados (grandes motores Diesel terrestres o marinos).

Como es sabido, la adición de plomo (tetraetilo o tetrametilo) es la forma más conveniente y económica para aumentar el octanaje de las gasolinas; la adición de dichos compuestos ha permitido obtener las 6-8 unidades de octano de más necesarias para los modernos motores de elevada relación de compresión. Durante la combustión, el plomo actúa a nivel de la estructura molecular de los combustibles. Sin embargo, finalizado el proceso de combustión, es preciso evitar que el plomo se acumule en la cámara de combustión. Con dicho objeto se emplean los denominados scavengers, tales como el dibromoetileno y/o el dicloroetileno, que tienen el poder de transformar el plomo metálico en sales volátiles, consiguiéndose así que salgan del motor los 3/4 del plomo existente en la gasolina. También se han empleado otros elementos (fósforo y boro) que pueden transformar los compuestos de plomo en sales más complejas con temperaturas de incandescencia más elevadas, incluso de varios centenares de grados. Así se ha alejado el peligro de preencendidos debidos a los residuos incandescentes.

También las substancias extrañas contenidas en el aire aspirado y no retenidas por los filtros contribuyen a la formación de depósitos y, genéricamente, se incluyen dentro de la serie de residuos de la combustión.

Además, durante el funcionamiento de un motor, cierto porcentaje de lubricante llega a la cámara de combustión (a través de las paredes del cilindro, los segmentos y los asientos de las válvulas) y se quema.

A este respecto, merecen mención especial los motores de 2 tiempos, en los cuales la lubricación se consigue mezclando el lubricante con el combustible. Los lubricantes están constituidos por mezclas de hidrocarburos con puntos de ebullición elevados y que contienen aditivos adecuados que incluyen calcio, bario, cinc y fósforo en diversos porcentajes. En la cámara de combustión se hallan, pues, ciertas cantidades de esos elementos, junto con residuos de carbonilla, procedentes del lubricante y sólo parcialmente oxidados.

Los residuos de la combustión son distintos según los tipos de motores considerados. También son distintas las consecuencias prácticas derivadas de la formación de los depósitos.

En los motores de encendido por chispa para automoción, los residuos de combustión son la causa de fenómenos anormales tales como: detonación, preencendido y rumble.