Este vocablo indica en sentido general, cualquier substancia que en ciertas condiciones de temperatura y presión pueda arder, combinándose con el oxígeno y engendrando calor. En el sentido técnico más actual el término incluye los aceites combustibles, pero no los carburantes o hidrocarburos empleados en los motores de explosión.
Las substancias combustibles pueden ser líquidas, sólidas o gaseosas. La valoración del calor engendrado se realiza mediante la potencia calorífica, que es la cantidad de calor (calorías) que pude producir 1 kg de substancia durante la combustión.