Elección de la gasolina entre los derivados del petróleo
• Características y modificaciones por aditivos • Volatilidad y problemas de arranque • Autoencendido y detonación • Diferencias entre las gasolinas
Aunque el petróleo bruto era ya conocido muchos milenios antes de Cristo, usado sobre todo como impermeabilizante o aglutinante para fabricar ladrillos, el primer empleo de sus productos de destilación, similares a la gasolina, se remonta al bajo medievo y sería, precisamente, un empleo militar: el fuego griego, obtenido amasando gasolina con nitrato potásico y otros ingredientes de los usados en la preparación de la pólvora negra. Seguidamente, la nafta blanca o trementina mineral fue usada como quitamanchas y disolvente e incluso, como componente de varios medicamentos. En el siglo XIX los productos entre la gasolina y el keroseno, extraídos generalmente de la destilación de las rocas bituminosas, se usaron para el mantenimiento de las lámparas de petróleo. En 1892, el famoso Léxico Alemán, de Mayer, describía la gasolina como «una trementina mineral y un remedio contra la sarna y las molestias de estómago», cuando ya se había realizado el primer motor de Otto (1877). No fue hasta el primer decenio del siglo XX, bajo el impulso del desarrollo automovilístico, que la gasolina se hizo económicamente accesible, permitiendo a la industria del petróleo transformar un peligroso derivado de escaso valor en uno de los más preciados productos.
El impulso decisivo para el empleo de la gasolina fue debido al estallido de la primera guerra mundial, pues condujo a la mecanización de los ejércitos con la introducción de automóviles, camiones, carros de combate y aviones, todos ellos accionados con motores que usaban productos derivados del petróleo, entre los que destacaba la gasolina.
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