La aceleración (a) del vehículo será entonces la relación entre la fuerza de tracción (T), reducida lógicamente por la resistencia al avance, y la suma de la masa (m) propia del vehículo más la masa equivalente (m,) de todos los órganos giratorios (ruedas, transmisión, motor): Ta —m + tne.
Una disminución de la masa de estos últimos producirá entonces una doble ventaja, realizando una reducción de ambas masas.
Se comprueba, además, que la disminución de la masa equivalente será tanto mayor cuanto más elevada sea la relación de reducción: sobre todo, acelerando en las marchas bajas, sería conveniente tener volantes con un momento de inercia pequeño. Éste es el motivo por que se utilizan volantes muy aligerados, a pesar de los inconvenientes que esto implica sobre el régimen de ralentí.
Sin embargo, aligerar el árbol de transmisión no serviría de nada, dado su pequeño diámetro, pero puede obtenerse mayor ventaja con las llantas de aleación ligera.