Para comprender plenamente la historia de la sociedad Ford, es preciso conocer la personalidad, el carácter y la figura de quien fue no tan sólo su fundador, sino también su «dueño» absoluto durante unos 40 años: Henry Ford.
Su padre, Wílliam, emigró a los Estados Unidos en 1847 procedente de Irlanda, yendo a establecerse a Dearbonville (Michigan), que era tan sólo un punto de parada de un camino, trazado por los indios y por los primeros colonos, que desde Detroit conducía a Chicago. Sin embargo, había mucha tierra libre por cultivar y no fue casual que los Ford, que eran campesinos, se afincaran allí precisamente.
En 1861, William Ford se casó con Mary Litogot y 2 años más tarde, el 30 de julio de 1863, nació Henry. Acudió a la escuela de Dearborn, pero el estudio nunca fue su ideal. Incluso, nunca llegó a escribir ni a hablar con corrección. Todo ello contribuyó a hacer madurar los complejos de inferioridad de que fue víctima más tarde. No sólo soportó, sino que literalmente se hizo plagiar por el famoso Harry Bennett, un hombre de cultura escasa que, a los ojos de Ford, poseía la virtud de compartir sus ideas.
Aunque su padre siempre quiso hacer de Henry un buen agricultor, nunca consiguió calmar su entusiasmo por las máquinas. Así, ya a los 16 años, Henry encontró trabajo como aprendiz en una fábrica de motores de vapor, la Michigan car Company Works; luego permaneció durante 9 meses en una fundición, trabajando como obrero con David Buick.
Arriba, una imagen juvenil de Henry Ford. A la derecha, Henry Ford II observa a sus abuelos Henry y Clara a bordo del primer cuadriciclo Ford de 1896.
En 1880 entró, también como obrero, en la Detroit Dry Dock Engine Works, un gran taller mecánico de Detroit, donde permaneció hasta 1882. Al año siguiente se convirtió en representante y mecánico de los motores Wes-tinghouse, generadores de potencia a vapor empleados en agricultura. La afición que cultivó durante toda su vida por la mecanización de la agricultura derivó seguramente, además de su odio por los trabajos agrícolas manuales, de esta feliz experiencia suya.
En 1884 se inscribió en una escuela comercial, la Goldsmith's Bryant & Stratton Business University, en la que permaneció algunos meses y en la cual no aprendió demasiado.
Sin embargo, durante aquellos años tuvo varias ocasiones para demostrar sus cualidades de mecánico y, en 1885, pudo estudiar profundamente un automóvil de gasolina de ciclo de Otto, del que luego derivó la idea de su primer coche. En 1887 construyó un motor experimental de 4 cilindros de ciclo de Otto, afianzándose más tarde con un motor de vapor.
En 1888 se casó con Clara Jane Bryant, quien tuvo mucha influencia en su vida, animándole a proseguir en sus experimentos. De su matrimonio nació, en 1893, su único hijo, Edsel.
En 1890, los Ford se trasladaron a Detroit, donde Henry entró en la Detroit Electric Edison Company. En 1896, en el taller de su casa, proyectó y construyó un cuadriciclo con motor de gasolina de 2 cilindros: el primer automóvil que circuló por las calles de Detroit. Mientras tanto, Henry Ford hacía carrera en la Edison, tanto que le ofrecieron el puesto de superintendente general con la condición de que abandonase sus experimentos sobre los automóviles de gasolina que, en una empresa eléctrica, no se consideraban correctos. Obligado a elegir, Ford escogió el automóvil, fundando la Detroit Automobile Company, con Gardield, Maybury, Leonard y Hoyt. En ella permaneció durante 3 años, hasta que los contrastes con sus socios le obligaron a marcharse.
En 1902, Henry Ford se hallaba de nuevo buscando una ocupación. Con unos amigos fundó la Henry Ford Company, pero la sociedad duró unos pocos meses. Construyó otro automóvil bicilíndrico y se impuso al campeón de entonces, Alexander Winton. En 1903, con su amigo Tom Cooper, fabricó 2 enormes automóviles de competición, de 4 cilindros, a los que atribuyó nombres de trenes: 999 y Yellow Arrow. El 999 ganó el Diamond Trophy, conducido por Barney Oldfield. Fue un gran éxito personal de Ford y significó su lanzamiento definitivo al mundo del automóvil. En efecto, 8 días después de la carrera, el 16 de junio de 1903, se fundó la Ford Motor Company, con Henry Ford, Alexander Malcomson, James Couzens y otros 8 accionistas. Henry Ford poseía solamente el 25 % de las acciones, pero su carácter centrista y absolutista le impulsó a ir obteniendo poco a poco las acciones de los demás socios hasta que, en 1919, consiguió el control total de la sociedad.
La necesidad de imponer sus ideas en cualquier sector le llevó con frecuencia a tomar decisiones graves. El éxito sin precedentes obtenido con el modelo T le hizo creer que tenía razón y que la política del modelo único era la buena. Al no darse cuenta de que las innovaciones eran necesarias, llevó la empresa al borde del fracaso.
Sus extrañas ideas financieras se encontraban en clara contradicción con la figura del manager de su calibre. En su sorprendente libro «Mi vida y mi obra», escrito en 1923, afirma con gran ingenuidad: «...los minutos que gastamos para convertirnos en expertos en asuntos financieros los perdemos en nuestra producción...» y también «...y éste es precisamente el peligro de tener banqueros en las industrias. Ellos únicamente piensan en términos de dinero...»
En el interior de su empresa se consideraba el jefe absoluto, con plenos poderes incluso sobre sus empleados. Nunca toleró los sindicatos, ya que consideraba que podía resolver personalmente todos los problemas empresariales, llegando incluso a organizar verdaderos piquetes para oponerse a las huelgas. Sin embargo, Henry Ford fue el primero que adoptó las cadenas de montaje en sus fábricas, las cuales le permitieron ofrecer automóviles a precios realmente populares y accesibles a gran número de personas.
También con su hijo Edsel surgieron con frecuencia duros contrastes y cuando éste murió, en 1943, Henry Ford volvió a tomar totalmente las riendas de la sociedad que, desde 1927, trabajaba sin beneficios.
Cuando su nieto Henry II volvió de la guerra, se encontró prácticamente al margen. La situación de la Ford era tan grave que se pidió al Gobierno que quitase el control de la sociedad de las manos del viejo Henry para evitar la catástrofe total de la que toda la vida industrial norteamericana habría sufrido las consecuencias. No obstante, el nieto consiguió tomar la dirección de la empresa, rodeándose de hábiles colaboradores y consiguiendo poner de nuevo en pie al coloso Ford. Henry Ford murió en su casa de Fair Lañe (Dearborn) en abril de 1947, a la edad de 84 años.
FORD II, HEIMRY - Nacido el 4 de septiembre de 1917 en Detroit, fue el primer hijo de Edsel Ford y el primer nieto de Henry Ford. Se diplomó en 1936 y luego pasó a la universidad de Yale. Comenzó a participar efectivamente en la vida de la empresa sólo a partir de 1943, cuando, debido a la muerte súbita de su padre, se vio obligado a abandonar el servicio militar en la Marina.
En dicha ocasión, la presidencia de la sociedad volvió a las manos de Henry Ford, ya con 80 años, quien no estaba demasiado convencido de la capacidad de su nieto.
Tan sólo en 1945 Henry Ford II consiguió finalmente echar a Harry Bennett, la ambigua figura del consejero de su abuelo, y asumir la presidencia de la sociedad, que se encontraba en graves dificultades. La primera preocupación consistió en reconstruir un staff directivo de primer orden. Entre sus colaboradores figuraban: el coronel Thronton, que creó un equipo de revisores de cuentas (la Ford no los había tenido hasta entonces), Robert McNamara, convertido después en ministro de defensa, Arijoy Miller, que más tarde pasó al servicio del presidente de los Estados Unidos, y Ernie Breech, dirigente de la General Motors.
Desde 1960, Henry Ford II es administrador delegado de la Ford Motor Company (la presidencia de la misma está en manos de Lee Jacocca) y está considerado como «el hombre que reconstruyó un imperio».