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CADENAS PARA NIEVE - Definición - Significado

Constituyen el más conocido dispositivo suplementario de adherencia para los neumáticos, con el fin de facilitar el movimiento de las ruedas y aumentar la seguridad de marcha sobre carreteras nevadas. El empleo de las cadenas viene prescrito por adecuados carteles indicadores, pudiéndose emplear alternativamente con los neumáticos para nieve.

Las cadenas están formadas por elementos que poseen, respectivamente, funciones de adherencia, unión, regulación y tensión, y que deben responder a algunas características comunes:

- estar articulados entre sí para garantizar al conjunto una libertad de movimientos suficiente: la cadena debe poder adaptarse a las deformaciones del neumático durante la marcha;

- no provocar deterioro a la banda de rodadura ni a los flancos del neumático;

- impedir, en lo posible, la acumulación y la consolidación de nieve y hielo, que limitarían la adaptabilidad y la eficacia del dispositivo.

En algunos modelos se han empleado diferentes artificios para hacer más eficaz la acción de los elementos de adherencia. Por ejemplo, eslabones especiales de los que, en correspondencia con las partes en contacto directo con el suelo, sobresalen crestas apropiadas, cuya misión consiste en «morder» mejor las capas de nieve muy compactas.

En algunos coches, tan sólo se pueden montar cadenas con eslabones muy delgados, ya que el espacio entre el neumático y el guardabarros es muy reducido.

El elemento o los elementos de regulación y tensión consisten en una o más excéntricas u otros dispositivos análogos situados en general en el lado exterior. Por medio de los mismos puede adaptarse el desarrollo de los laterales a las dimensiones del neumático y unir sólidamente la cadena a éste o a la rueda con una tensión apropiada. La fijación debe permitir, en cualquier caso, poner y quitar las cadenas de una forma suficientemente ágil.

Las cadenas se identifican por la medida del neumático o los neumáticos a los que van destinadas. En efecto, una misma cadena puede montarse en varios neumáticos, con tal que sus características constructivas permitan su aplicación correcta. Las cadenas se aplican en las ruedas motrices, pero es aconsejable equipar con ellas también las ruedas no propulsoras.

En relación con su estructura, las cadenas pueden clasificarse fundamentalmente según dos tipos: transversales y longitudinales.

Las cadenas transversales se caracterizan por sus elementos de adherencia, situados transversalmente con relación a la banda de rodadura y convenientemente separados entre sí, que reciben el nombre de travesanos. Para que el contacto con el suelo quede asegurado en cualquier instante, la distancia entre un travesano y el siguiente no debe ser superior a la longitud de la huella del neumático sobre el suelo. Este tipo de cadena es el más extendido, sobre todo porque es el más económico; presenta gran adherencia en sentido longitudinal, pero ésta es escasa en sentido transversal.

Las cadenas longitudinales se caracterizan porque sus elementos de adherencia poseen una orientación mixta: algunos son oblicuos con relación a la parte central de la banda de rodadura, mientras que otros, que a veces no existen, son paralelos a la misma. Normalmente, los primeros se unen formando los lados de un rombo; los segundos unen los vértices de los rombos contiguos por el centro de la banda de rodadura. Las cadenas de tipo transversal poseen la ventaja de que se oponen a los patinazos tanto en dirección transversal como longitudinal. Además, aseguran mayor continuidad de acción, reducen los saltos y, por tanto, el ruido durante la marcha sobre el terreno duro, mejorando así el confort.

Junto al modelo de cadenas con eslabones de acero, han aparecido otros (especialmente silenciosos, como el que se caracteriza por poseer travesanos de goma), los cuales, sin embargo, no han encontrado gran difusión. El uso práctico de las cadenas desaconseja tensiones de apriete excesivas, ya que es fácil producir daños a los flancos del neumático, los cuales frecuentemente no se advierten de forma inmediata. Por otra parte, si la tensión es insuficiente, pueden producirse rotaciones del neumático en vacío, roturas violentas y choques de la cadena contra la carrocería.

Cuando el apriete es el debido, la cadena goza de una libertad de movimientos apropiada, que durante la marcha facilita la expulsión de la nieve introducida entre los eslabones y aumenta la adherencia. Además, el limitado deslizamiento relativo entre la cadena y el neumático favorece la integridad de los flancos, que no se hallan sometidos al roce de los eslabones sobre las mismas zonas de contacto.

En cuanto al uso de las cadenas, su ventaja principal se refiere al arranque en subida (cuando la dureza del suelo permite que las cadenas se agarren y, por tanto, consigan la adherencia necesaria). Una vez ha arrancado, el vehículo ya no tiene necesidad de las cadenas, sobre todo si va equipado con neumáticos para nieve. En realidad, la estabilidad lateral de las cadenas en curva es bastante precaria, sobre todo si las cadenas son exclusivamente transversales. A ciertas velocidades sobre carreteras heladas, las cadenas presentan una adherencia inferior o igual a la de los neumáticos; lo mismo puede decirse en el caso de marcha sobre nieve fresca.

Por ello, el empleo fundamental de las cadenas está representado por la posibilidad de arranque en subida, marcha sobre nieve muy compacta y por un mejor frenado en las mismas condiciones. A estas características de marcha hay que añadir, incluso para los modelos más perfeccionados, otras consideraciones menos favorables, como el uso estrictamente limitado a los tramos de carretera nevada (a veces bastan unas pocas decenas de kilómetros con frenazos y aceleraciones sobre carreteras secas para romper una cadena de buena calidad), montajes y desmontajes no siempre fáciles y rápidos, sobre todo si se efectúan con condiciones atmosféricas adversas, y un confort de marcha reducido. Sin embargo, independientemente de las ventajas o defectos y de la mayor o menor adaptabilidad a las exigencias personales, las cadenas representan el medio auxiliar más adecuado para resolver situaciones de emergencia (por ejemplo, nevadas imprevistas fuera de tiempo) y por esto el automovilista prudente, incluso en razón de su peso y dimensiones reducidos, debería incluirlas en el equipo de accesorios del coche, especialmente en los recorridos de montaña.

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