Expresión inglesa (que significa situar a régimen) que se emplea en el lenguaje automovilístico para designar una prueba a que se someten las gasolinas y los lubricantes. Esta prueba sirve para determinar el período de calentamiento del motor que, tras una puesta en marcha en frío, se necesita para obtener la potencia máxima sin peligro de dañar sus diferentes órganos. A esta prueba corresponde además un índice atribuido a los lubricantes y a los combustibles que da una idea de su característica para facilitar la puesta en marcha en frío y para reducir el tiempo de warm-up.