En otros casos, existe una transmisión flexible del movimiento, denominada «látigo», desde la toma de movimiento (generalmente el árbol secundario del cambio) hasta el instrumento; la existencia de esta transmisión plantea problemas de instalación y de ruido, de manera que es preferible emplear un tacó-metro electrónico, que representa la fase más avanzada en la evolución técnica.
En el tacómetro electrónico, sobre la toma de movimiento se instala un generador de impulsos eléctricos que envía la señal eléctrica al instrumento (no se emplea la transmisión mecánica del movimiento); la media de la frecuencia de la señal es proporcional al espacio recorrido; de hecho, no debe olvidarse que el tacómetro está, generalmente, combinado con los cuentakilómetros y que, por tanto, de la toma de movimiento se derivan dos medidas: velocidad angular y número total de revoluciones realizado.
No confundir con un tacógrafo, ver definición de tacógrafo.