Dispositivo constituido por un espejo plano, esférico o cilindrico, dotado o no de un sistema atenuador de la luz para la circulación en las horas nocturnas.
El uso de dos retrovisores es obligatorio para todos los vehículos. Para los turismos se admite la colocación de un espejo en la parte interior del habitáculo, pero el otro debe ser exterior, para completar la visibilidad. Al parecer, los primeros retrovisores fueron empleados a principios de siglo durante las 500 Millas de Indianápolis para controlar el desarrollo de la carrera detrás de los pilotos. Desde entonces, a pesar de algunas tentativas fantasiosas (periscopio, proyector de imágenes en una pantalla, etc.), el espejo retrovisor no ha experimentado modificaciones fundamentales. Se han mostrado poco prácticos los retrovisores de superficie convexa, capaces de aumentar el ángulo visual en detrimento de las dimensiones de los objetos, resultando ser más importante la proximidad del espejo al ojo del piloto. Por dicho motivo, también los retrovisores exteriores (obligatorios en algunos países) se colocan lo más cercanos posible al lugar de conducción.
Son dignos de mención los espejos exteriores adoptados por los modelos Mercedes a partir de 1973, provistos de mandos para la orientación accionables desde el puesto de conducción, y el mismo sistema han adoptado otras marcas, como BMW. Las normas de seguridad prescriben que, en caso de choque, el soporte del retrovisor interior debe separarse por su base, evitando así la rotura del parabrisas.