Fenómeno que se produce cuando, por causas diversas, falta la retención neumática necesaria entre las partes de un motor de tipo volumétrico.
Las consecuencias de la pérdida de compresión son: una notable reducción de la presión máxima alcanzada durante la combustión y, por tanto, un importante descenso de la potencia y dificultad de arranque a causa de la insuficiente compresión en el encendido.
Los elementos que pueden ser causa de las pérdidas de compresión son todos los que, teniendo la función de realizar la compresión, sufren desgastes o daños. Especialmente: la culata floja, deformada o con la junta quemada; los cilindros y los pistones mal acoplados o desgastados; los segmentos desgastados, encolados, rotos y no acoplados; las válvulas abolladas, quemadas o dobladas; los alojamientos de válvulas desgastados o rotos, y las bujías flojas o rotas.
En un motor policilíndrico es posible reconocer el cilindro con pérdida de compresión por el estado de las bujías; de hecho, a causa de la insuficiente compresión, el encendido es defectuoso y la bujía está (respecto a las demás) sucia o mojada de gasolina.