Zona generalmente acotada y en la que deben entrar obligatoriamente todos los vehículos de competición al final de la prueba. Este reagrupamiento de los coches en el parque cerrado tiene por objeto permitir realizar las oportunas verificaciones de las características técnicas de cada vehículo. Durante su estancia en el parque cerrado, los coches no pueden ser objeto de ninguna reparación mecánica.