Algunos vehículos incorporan en el habitáculo un sofisticado sistema denominado Control de Ruidos Activo, capaz de eliminar los ruidos no deseados que llegan al interior. Funciona de una manera muy similar al de unos auriculares con cancelación de ruidos, aunque la tecnología que se aplica en los automóviles es algo más avanzada.
Mediante una serie de micrófonos instalados, generalmente, en el techo se controlan los ruidos no deseados que llegan desde el exterior, como los producidos por el motor, el viento, el tren de
rodaje... Una unidad de control se encarga de seleccionarlos y los distingue de los que se producen en una conversación en el interior o los de la música del equipo de sonido, por ejemplo.
Una vez analizada la información el sistema genera ondas de sonido de compensación a través de los altavoces instalados en el interior, con el fin de neutralizar y eliminar los ruidos no deseados. De esta manera se logra que el habitáculo sea más silencioso y, por tanto, más confortable. Las conversaciones serán más claras y permitirá una mayor concentración del conductor al volante. Esta tecnología se suele ofrecer en vehículos de gama medio-alta.