Aparato o instalación capaz de mantener en el interior de un habitáculo condiciones climáticas favorables y confortables para el conductor y los pasajeros. Generalmente está compuesto de un sistema de ventilación interna o *aireación, que envía y distribuye el aire, y de un calefactor capaz de aumentar la temperatura del aire exterior, accionado mediante un mando regulable.
Aunque ya los primitivos automóviles de conducción interior poseían medios de ventilación, los climatizadores propiamente dichos se introdujeron mucho más tarde, en vehículos de lujo. Entre los primeros ejemplos, ampliamente difundidos, cabe recordar el Volkswagen, que en su primera versión (1938) estaba dotado de un sistema de calefacción obtenido aprovechando el aire de refrigeración del motor. En otros coches, con la disposición tradicional del motor, el habitáculo podía ponerse en comunicación con éste, obteniéndose así cierto calentamiento, a cambio de olores y ruido.
Después de la segunda guerra mundial se generalizó el empleo del climatizador, formado por un radiador por el cual se hace circular el agua del motor, cuyo caudal puede regularse con una válvula o grifo. Cuando la válvula está cerrada, el aire entra en el vehículo a la temperatura exterior, produciendo cierta ventilación. Un progreso ulterior fue la adición de un ventilador, capaz de aumentar la velocidad del aire, caliente o frío.
Durante los años sesenta, la difusión de una instalación separada de ventilación, dio lugar a la necesidad de estudiar también un sistema de salida del aire, capaz de asegurar una renovación constante y silenciosa.