Término introducido en 1946 por Harder, de la Ford Motor Company, para indicar globalmente la maquinaria que entonces se estaba estudiando en la Ford para el movimiento automático de piezas.
Actualmente, se emplea para indicar genéricamente la aplicación de equipos y dispositivos que proceden a la dirección de los procesos productivos sin la intervención del hombre. Es decir, indica una automatización de proceso más avanzado que el que puede obtenerse con máquinas o medios de empleo corriente.
En el estado actual de la técnica, las industrias que han alcanzado un nivel de automación más elevado son las que fabrican grandes series, como las automovilísticas, en las cuales la automación interviene en algunos terrenos fundamentales, como:
- el control y la regulación de operaciones sin la intervención del operario;
- el control del funcionamiento de las máquinas y la búsqueda automática de las averías;
- la substitución integral del hombre en operaciones difíciles o peligrosas;
- la comprobación automática del producto;
- la gestión totalmente automatizada de la fábrica, relacionando las máquinas de producción, los medios de transporte de las piezas, los almacenes automáticos y las secciones comerciales.
Un primer nivel de automación es la guía de la mecanización de las piezas en función de una magnitud que se mantiene bajo control. Por ejemplo, en las rectificaciones se emplean aparatos que interrumpen el avance y hacen retroceder la muela cuando la pieza ha alcanzado la dimensión deseada. Si no es posible controlar las dimensiones durante la mecanización, se recurre al control automático en una fase sucesiva; por ejemplo, en las líneas transfer, tras las etapas de acabado, existen etapas de control que proceden a la medición, selección de las piezas buenas entre las defectuosas y las recuperables, la detención de la máquina en caso de errores no corregibles o bien la revisión de las herramientas. Dichas etapas pueden proceder, asimismo, a contar las piezas correctas producidas, evaluar los porcentajes de defectos y registrar los errores cometidos suministrando informaciones para ulteriores mejoras.
El progreso de los equipos de medida automática ha permitido la construcción de instalaciones transfer de montaje incluso para grupos que requieren acoplamientos especiales.
Una aplicación interesante de dichos equipos es la destinada al montaje, especialmente delicado, de los pares hipoides. Éstos, tras el rectificado, son controlados por una máquina Gleason dotada de un dispositivo electrónico que determina la posición relativa piñón-corona para obtener el menor nivel de ruido. Al final del ciclo de control, las cotas necesarias para volver a obtener dicha posición tras el montaje son impresas automáticamente sobre las piezas. Durante el montaje del par hipoiae en su caja, las cotas que hay que respetar se obtienen introduciendo piezas de espesor adecuado. Éstas se eligen automáticamente durante una etapa, en función de la cotas impresas en las piezas (soporte, piñón, corona y sus cojinetes) y luego se llevan a la etapa de control para efectuar la comprobación final.
Un nivel de automación superior es aquél en que se emplean minielaboradores conectados directamente a las máquinas para el mando de las mismas, el control del funcionamiento de sus componentes y, en caso de avería, la determinación del elemento defectuoso, el cual, a continuación, se señala por medio de una impresora.
Cuando una mecanización requiere una manipulación rápida y monótona de piezas o es especialmente difícil, cansada o peligrosa, se trata de substituir al hombre por máquinas. En la actualidad, las principales fábricas de automóviles están experimentando a tal fin el empleo de robots.
Un campo en el cual la automación permite grandes ventajas de calidad y economía es el de las pruebas. Existen bancos de prueba de motores programados para desarrollar determinados ciclos de utilización que reproducen las condiciones reales de trabajo (prueba «mil horas» para simular penosas condiciones de utilización, prueba «stop and go» para reproducir el funcionamiento por ciudad). La aplicación a estos bancos de un miniordenador permite obtener y registrar instantáneamente los datos característicos de funcionamiento, las condiciones ambientales y trazar los diagramas de la potencia leída y corregida. Otros equipos electrónicos permiten efectuar en menos de un minuto el control completo de la instalación eléctrica del automóvil, regular automáticamente la orientación de los faros, controlar la contaminación de los gases de escape y, al mismo tiempo, efectuar el equilibrado de las ruedas.
En el campo de la dirección automática de una fábrica entera, puede citarse el de la Chevrolet-Saginaw, en la que se fabrican los frenos de disco para todos los coches de la General Motors, excepto los de los Cadillac. En esta fábrica, un sistema de 17 ordenadores controla 225 máquinas con un total de 1.707 etapas de trabajo y 7 millares de transportadores automáticos.