Se denomina así aquella corriente cuya intensidad y tensión varían periódicamente según una ley alterna.
En los automóviles, la corriente alterna la suministran los alternadores, los cuales, por sus mejores cualidades, han substituido a las dinamos, mientras que, en las motocicletas, la proporciona el volante magnético. La corriente alterna puede alimentar directamente tanto la instalación de iluminación como la de encendido -como sucede en las motocicletas-, pero debe ser rectificada a corriente continua cuando existe una batería.