Aparato contador que mide de forma continua el trayecto recorrido y establece el precio a pagar, según unas tarifas preestablecidas, por una determinada distancia. Se emplea en los automóviles públicos destinados al transporte de pasajeros y, en general, puede conectarse al cuentakilómetros. En caso de detenciones prolongadas, los saltos de taxímetro se suceden en relación directa con el tiempo transcurrido mediante un dispositivo temporizador.
La invención del taxímetro no es reciente. Se tienen noticias seguras de su existencia ya en tiempos del emperador romano Marco Aurelio Commodo, a finales del siglo II. Según algunas fuentes, la invención del taxímetro es muy anterior, remontándose a los tiempos de la gran civilización china; con ellos iban dotados unos vehículos públicos cuyo nombre podría traducirse como «coche con tambor que cuenta las distancias». Estos vehículos estaban formados por un solo timón, dos pequeñas ruedas y una caja con dos pisos. En cada uno de ambos compartimientos se hallaba situado un autómata de madera que, con su mano derecha, sostenía un martillo; el del piso inferior daba un golpe sobre un tambor, gracias a un mecanismo accionado por las ruedas, cada vez que éstas recorrían una distancia de unos 1.600 m; en cambio, el del piso superior daba un golpe a un gong cuando la distancia recorrida era 10 veces mayor. Con este primitivo sistema, contando los golpes dados, era posible calcular la distancia recorrida y el precio a pagar.