El consumo de aceite de un motor depende de sus elementos mecánicos, como sus características de construcción, su desgaste y el régimen de funcionamiento, y de elementos externos como la calidad del aceite, los recorridos que se hacen, etc.
El aceite puede ser quemado en la cámara de explosión o perderse simplemente por las juntas del circuito de lubricación.
Si se trata de aceite que ha penetrado y se ha quemado en la cámara de explosión se notará el humo azul en el tubo de escape. Por el contrario, si el aceite penetra en grandes cantidades pero no se quema, el humo aparecerá denso pero no coloreado; en este caso deberán encontrarse las bujías sucias de aceite con gruesas incrustaciones negruzcas y untuosas.
La introducción de aceite en la cámara de explosión puede realizarse de 3 maneras:
- a través de una porosidad en la culata o en los cilindros, que pone en comunicación las
- a través de los segmentos;
- a través de las guías de las válvulas.
El primero es un defecto de construcción bastante raro, sobre todo, en las piezas de fundición de hierro. El segundo caso y el tercero se deben al desgaste normal del motor y son bastante corrientes.
Cuando el aceite pasa por los segmentos, se observará que el humo azul del tubo de escape aumenta a medida que se alcanza un elevado régimen de revoluciones. En cambio, si el paso tiene lugar por las guías de las válvulas, el consumo de aceite depende de la depresión existente en los conductos y, por tanto, es mayor cuando se quita gas, y desaparece acelerando. Una pequeña cantidad de humo azul cuando se cambia de marcha debe considerarse normal.
Un determinado consumo de aceite es necesario en un motor en buenas condiciones, para asegurar la lubricación de las partes superiores de los cilindros, incluso cuando la presión en la cámara de combustión es elevada; con motor suelto la depresión aumenta y ello provoca un paso sensible de aceite a la cámara de combustión, con la aparición del consiguiente humo en el tubo de escape, incluso cuando todo es normal. La variación del consumo de aceite, en relación con la antigüedad del motor, varía mucho según las técnicas de construcción de las empresas; en general, es sensible con motor nuevo, cuando los segmentos todavía no se han adaptado; disminuye con motor rodado y aumenta nuevamente cuando el motor esté desgastado y los cilindros tienen sección elíptica; además, es muy grande cuando los segmentos se han agarrotado o roto, o bien cuando las válvulas no ajustan reduciendo la compresión efectiva.
Generalmente, el consumo de aceite no debe superar 1 kg por cada 1.000 km (debe tenerse en cuenta que las latas de aceite que normalmente se encuentran en el mercado contienen por término medio 11 de aceite, equivalente a 870-900 g de lubricante). El consumo aumenta si el lubricante es muy fluido (graduación 10 W o 20 SAE), mientras que disminuye con aceites viscosos (40 ó 50 SAE). Con aceites multigrado el consumo se revela relativamente alto con motor frío, ya que el aceite se porta como si fuera 10 W o 20 SAE; en cambio, el consumo disminuye con motor caliente, dado que el aceite se torna más viscoso.
Las pérdidas de aceite dependen generalmente de las juntas o segmentos de ajuste deteriorados y aumentan cuando los segmentos ajustan mal; en tal caso, el cárter se pone a presión y facilita las fugas. Los dispositivos de *blow-by se han instalado para remediar también este inconveniente; en efecto, creando constantemente una pequeña depresión en el cárter se reducen las posibilidades de fuga por las juntas. Las pérdidas exteriores se pueden detectar, colocando una hoja de papel debajo del motor cuando el coche está parado. No obstante, debe tenerse presente que este control no es definitivo, por cuanto las pérdidas se producen generalmente con el motor en marcha, por lo cual durante la parada pueden recogerse solamente las gotas de aceite, que han impregnado por la parte externa los distintos elementos del motor.