Se llama así a la relación entre la carga límite que puede soportar un elemento y la carga máxima admisible.
El coeficiente de seguridad permite a los proyectistas resguardar los elementos proyectados de eventuales roturas, debidas a imprecisiones del cálculo de las solicitaciones, por la inevitable discrepancia existente entre las estructuras reales y las esquematizadas para facilitar los cálculos, así como por eventuales defectos de los materiales, etc. Cuanto más se aproxime la esquematización a la realidad (es decir, más cuidadosa sea la determinación de las solicitaciones), más se podrá reducir el valor del coeficiente de seguridad. Generalmente se adoptan valores comprendidos entre 1,2 y 1,6; sin embargo, existen casos en los cuales los coeficientes de seguridad se establecen por las normas, por ejemplo, en los órganos de la dirección y en las llantas de las ruedas. La carga límite depende del material y se conoce por las pruebas de laboratorio (de tracción o de compresión). Se adopta como carga límite la carga de deformación o fluencia en las construcciones mecánicas, y la carga de rotura en las construcciones civiles. Cuando se proyecta un elemento, deben calcularse sus dimensiones de modo que la carga máxima prevista sea inferior a la máxima admisible, determinando la relación entre la carga límite y el coeficiente de seguridad previamente adoptado.