Las pinturas de tipo acrílico, junto con las alquídicas-amínicas, han substituido, tras la segunda guerra mundial, a los productos de nitrocelulosa, que, incluso poseyendo características óptimas, presentaban con el tiempo variaciones de color y pérdida de brillo y de elasticidad. Las resinas acrílicas obtenidas por polimerización poseen características superiores y se aplican en pintura por pulverización y posterior cocción en horno o con secadores portátiles de rayos infrarrojos.