Operación mediante la cual, partiendo de un chapa metálica, se obtiene, por deformación plástica (en caliente o en frío), un cuerpo hueco, como un guardabarros, un parachoques, un montante del marco del parabrisas, una pieza del piso, etc.
Según el tipo de deformación, se habla de plegado o doblado, embutición pequeña, media o profunda. Para que un material resulte adecuado para la embutición ha de poseer una plasticidad considerable, es decir, tiene que poder soportar y conservar las deformaciones a que se ve sometido; en otras palabras, el material debe poseer una pequeña recuperación elástica y no debe desgarrarse. Los materiales que más se usan para embutición son los aceros en chapas delgadas laminadas en frío o en caliente y los latones con contenidos de cinc en torno al 30%. En las construcciones automovilísticas interesan particularmente las chapas de acero laminadas en frío. En el caso de las carrocerías, las chapas que se someten a embutición poseen espesores de 0,6-1,6 mm, en función de la pieza a que van destinadas.