Mediante esta operación se logra la posición relativa adecuada entre el movimiento de pistón y el instante en que salta la chispa. Para que el funcionamiento del motor sea correcto es necesaria la sincronización entre el movimiento del cigüeñal y el del eje del distribuidor.
La operación de acoplamiento relativo se efectúa durante el montaje del distribuidor, manteniendo el cigüeñal con el primer pistón (normalmente el más próximo al radiador) en la posición de punto muerto superior, en fase de expansión. En esta situación se introduce el distribuidor en su alojamiento después de haber girado su eje de manera que el dedo del rotor resulte en correspondencia con el terminal de la primera bujía. Generalmente, el distribuidor engrana con el árbol de levas, que a su vez es accionado por el cigüeñal. Por tanto, este reglaje sólo puede efectuarse después del de la distribución.
La puesta a punto (calado) del encendido no es rigurosamente fija como la de la distribución, ya que aquélla depende, por ejemplo, de la distancia entre los platinos. Por tanto, después de haber puesto a punto el distribuidor es necesario regular la distancia entre los platinos y, en consecuencia, efectuar una regulación precisa y definitiva del avance fijo girando el cuerpo o el disco del distribuidor, según los casos, mediante un dispositivo adecuado.