Los sensores de aparcamiento permiten determinar mediante señales luminosas, acústicas, o ambas, la existencia de objetos o personas situadas a determinada distancia del vehículo. Aunque al principio se trataba sólo de pitidos, posteriormente se utilizaron también pictogramas que delimitaban el contorno del coche. Estos últimos también pueden usar diferentes colores -habitualmente verde, amarillo, rojo- para establecer la menor o mayor cercanía de los objetos que nos rodean. También las señales acústicas pueden variar en intensidad y/o continuidad dependiendo de la distancia de los objetos que nos rodean.