Cubierta de eslabones dispuesta en torno a las ruedas de ejes diferentes que permite el avance de un vehículo sobre terreno accidentado, arenoso o nevado. Mediante este artificio, el peso del vehículo se reparte, casi uniformemente, sobre una amplia superficie de contacto con el suelo, reduciendo la presión específica.
La adherencia total de una oruga es superior a la de un par de ruedas motrices, pues, a igualdad de coeficiente de rozamiento, se aprovecha todo el peso del vehículo, en tanto que sobre un solo eje de ruedas motrices gravita solamente una parte de él.
Además, en el movimiento de la cadena u oruga sobre terreno accidentado, aparte del coeficiente de rozamiento, se ejerce una acción de engranaje mecánico que (independientemente de la presencia de las articulaciones) se dispone como una serpiente sobre el perfil del terreno. Esta conformación adoptada por la oruga da lugar, durante el movimiento, a una acción de levantamiento del vehículo y de aplastamiento del suelo, con lo cual aumenta considerablemente la adherencia recíproca. Las orugas pueden construirse de caucho, de acero o de aleaciones de aluminio.