Operación que consiste en dirigir adecuadamente el haz luminoso producido por los proyectores de manera que se consiga la mejor iluminación con el menor deslumbramiento para los automóviles que circulan en sentido opuesto.
La regulación se efectúa colocando el vehículo sobre una superficie plana, delante de una pantalla perpendicular al eje longitudinal del coche; las operaciones de orientación se efectúan en función de los datos indicados en el libro de uso y entretenimiento, maniobrando sobre los tornillos de regulación de cada proyector.
Debe tenerse en cuenta que todos los vehículos, en mayor o menor medida, varían su inclinación respecto al plano de la calzada en función de la cantidad y de la distribución de la carga; por tanto, es conveniente regular la orientación de los proyectores con el vehículo en las condiciones de carga que se producen más frecuentemente durante su empleo.
Para paliar dichos inconvenientes se han introducido en algunos vehículos unos dispositivos que permiten compensar las variaciones de inclinación. Los más sencillos son de tipo fijo y consisten en una palanca que levanta o baja el haz de los proyectores en un ángulo correspondiente a la diferencia entre 2 condiciones hipotéticas de vehículo cargado o vacío.
Los dispositivos de tipo continuo son más complejos y están unidos a los órganos de la suspensión; mantienen los proyectores en la inclinación establecida en cualquier condición de carga y también durante los movimientos de cabeceo que se producen al acelerar o frenar.
Los mecanismos son de tipo mecánico o neumático. Las luces de carretera deben iluminar la calzada eficazmente de noche, con tiempo claro, una zona de longitud mínima de 100 m delante del vehículo, mientras que, en las mismas condiciones, las luces de cruce han de alcanzar una zona de 40 m.
Sin embargo, los fabricantes, para garantizar que estas condiciones se cumplan incluso cuando el vehículo está cargado, suelen efectuar una regulación más baja.