Como caso particular de lubricantes líquidos se pueden considerar las grasas, que están constituidas por una mezcla de lubricante líquido y un agente espesante, como un jabón de calcio, aluminio o litio, o también de bentonita o de sílice coloidal. Antiguamente se usaban mucho los jabones provenientes de grasas animales, pero su característica necesidad de acidificarlos y su escasa resistencia a la temperatura redujeron su empleo.
Los lubricantes sólidos están constituidos por una delgada capa de material interpuesto entre las partes en movimiento: se emplean en aquellas aplicaciones que implican condiciones de altas presiones, elevadas temperaturas y reactividad química a que es imposible el uso de lubricantes líquidos. Las principales propiedades de un lubricante sólido deben ser: baja resistencia al estiramiento, escasa dureza, gran adherencia, además de una oportuna resistencia térmica y química. Los de uso más frecuente son:
- Sólidos laminares (grafito, disulfuro de molibdeno, mica, hidruro de cadmio, bórax), que se caracterizan por su fácil exfoliación en escamas delgadas y deslizantes.
- Materiales depositables mediante recubrimiento químico o electroquímico de las superficies. En general, se trata de compuestos que se forman por reacción de las mismas superficies obtenidos mediante procesos, como la bonderización, que tienen la finalidad de depositar sobre las superficies compuestos de bajo coeficiente de rozamiento.
- Películas plásticas, que consisten en recubrir las partes en movimiento con tenues velos de polímeros orgánicos, denominados también autolubricantes, como el teflón o el poli-clorofluoretileno.
- Películas metálicas obtenidas recubriendo las superficies con un metal o con una aleación metálica blandos (bronce, cobre, plomo).
— Lubricantes sintéticos: Amplia clase de productos, en continua evolución. Se obtienen generalmente partiendo de derivados del petróleo, pero por su pureza y su proceso de fabricación pueden ser considerados como verdaderos productos químicos. Estos fluidos se emplean en aquellas aplicaciones para las que los productos naturales no ofrecen suficiente estabilidad física y química, o sea a temperaturas muy bajas o muy altas y en atmósferas corrosivas. Entre los productos sintéticos de vasta aplicación se pueden citar los diésteres y los poliésteres, los esteres de siliconas y fosfáticos, los polímeros de siliconas, los éteres poliglicólicos y los polímeros orgánicos fluorados.
Algunos lubricantes gaseosos (aire o gases inertes) encuentran aplicaciones en instalaciones especiales caracterizadas por grandes velocidades, pequeños diámetros, temperaturas elevadas o bajas y cargas ligeras. Entre las aplicaciones más comunes se pueden citar los cojinetes de los taladros odontológicos, giroscopios, ordenadores e instrumentos meteorológicos.