Tipo de transmisión en que la energía mecánica producida por el motor es convertida en energía hidráulica que, en forma de corriente fluida a elevada presión, transmite el movimiento a las ruedas.
La transmisión hidrostática está constituida esencialmente por una bomba, solidaria con el motor del vehículo, y por un motor hidráulico, accionado por la propia bomba y unido a las ruedas. Un circuito hidráulico que contiene aceite actúa como elemento de comunicación entre la bomba y el motor hidráulico. La bomba, accionada por el motor del vehículo, envía aceite (con caudal y presión variables por un mando) al motor hidráulico. Este último, transformando la presión del aceite en energía motriz, acciona las ruedas. El aceite vuelve después directamente a la bomba (circuito cerrado), o bien llega a un depósito, del cual es aspirado nuevamente por la bomba (circuito abierto).
Tanto la bomba, que transforma la energía mecánica en energía hidráulica, como el motor hidráulico, que realiza la transformación inversa, constituyen unidades hidrostáticas. Generalmente, son de pistón (más raramente se encuentran ejemplos de sistemas de paletas o de engranajes). Los pistones suelen estar contenidos en cilindros axiles, introducidos a su vez en un tambor giratorio con los ejes colocados paralelamente al de rotación del propio tambor. Además, los pistones están unidos a una placa cuya inclinación es regulable respecto al tambor. Cuando la placa es perpendicular al eje de rotación del tambor, los pistones no se mueven respecto a los cilindros: en estas condiciones, el caudal de la bomba es nulo y no existe transmisión de movimiento. Al hacer que la placa asuma un determinado ángulo respecto al eje del tambor, los pistones realizan una cierta carrera, con el consiguiente envío de aceite y transmisión del movimiento.