Doctor en leyes, campeón de atletismo, piloto por diversión e inventor genial, Jean Albert Grégoire es uno de los personajes más eclécticos del mundo automovilístico francés desde los años veinte a los cincuenta.
Nacido en París en 1899, frecuentó la Escuela Politécnica y, a finales de la primera guerra mundial, se doctoró en leyes, empleándose posteriormente en una industria textil.
Después de una breve estancia en Madagascar volvió a Francia, donde, con la ayuda de algunos amigos, abrió en Versalles el garaje Chantiers. A partir de ese momento, el automóvil se convertiría en el primero de sus múltiples intereses.
Largos estudios y experimentaciones le llevaron a proyectar y construir en 1926 el coche de competición Tracta, uno de los primeros de tracción delantera: en este caso, Albert Grégoire dividió el mérito de la realización con su amigo Pierre Fénaille. No sólo se trató de un éxito técnico, sino también comercial; en efecto, la entrega de la licencia de constructor se reveló muy rentable.
En 1937, Grégoire proyectó uno de los últimos, pero también más interesantes, modelos Amilcar, famosa empresa francesa que aquel mismo año pasó a depender de la Hotchkiss: se trataba del Compound, con carrocería autoportante y suspensiones integrales independientes.
Durante la guerra, y a consecuencia de su negativa a colaborar con los alemanes, fue despedido de su empleo en la Hotchkiss, pero no por ello abandonó su trabajo de investigación. En aquel mismo período bélico realizó dos importantes prototipos: un coche eléctrico, que estableció un récord mundial al recorrer 256 km con una sola carga de batería, y un nuevo vehículo de tracción delantera con motor de cilindros opuestos, de 600 ce, refrigerado por aire y dotado de un chasis de aluminio ultraligero. Esta voiturette, construida por cuenta de la Société Aluminium Franpais, nunca fue fabricada en Francia, pero sirvió de base al futuro Dyna Panhard. Además, su fórmula de construcción fue aprovechada para el Kendall británico, el Kaiser norteamericano y el Hartnett australiano.
En 1947, Grégoire proyectó un vehículo revolucionario, también de tracción delantera, con propulsor de 4 cilindros opuestos, de 2 1 y suspensiones independientes en las 4 ruedas. Construido por la Hotchkiss a partir de 1951, se mantuvo en producción, aunque en número limitado, hasta principios de los años sesenta con cilindrada de 2,2 1 y con la adopción de frenos de disco.
Entre las numerosas innovaciones introducidas por Grégoire no hay que olvidar la suspensión de flexibilidad variable, adoptada en muchos vehículos de serie Renault, Hotchkiss, Berliet y otros. En 1952 estuvo presente en el Salón de París un prototipo Grégoire con motor de turbina y propulsión trasera.