Instrumento electrónico capaz de registrar con precisión las posiciones alcanzadas por un vehículo en movimiento y los tiempos que ha empleado para pasar de una posición a otra en un recorrido convenientemente señalado. El término significa literalmente registrador de espacio y tiempo.
El aparato consta esencialmente de un captador de célula fotoeléctrica, un reloj de cuarzo y un rodillo entintado en contacto con una cinta de papel. El captador se coloca en la parte exterior del vehículo a unos 25 cm del suelo. Para obtener el registro de los datos es preciso situar, sobre el terreno de la prueba, unas señales adecuadas (generalmente franjas de pintura blanca de una anchura de 10 cm, perpendiculares a la dirección del movimiento del vehículo a intervalos preestablecidos). Cuando la célula pasa por encima de una franja de señalización recibe un impulso de luz que, a través de un amplificador, llega al registro de cinta. La sucesión de los impulsos hace que, sobre el papel, aparezca una señal nítida; esta última, conociendo la distancia en metros entre las franjas, permitirá obtener datos exactos acerca de la aceleración, la deceleración y la velocidad del vehículo.
El cronostatígrafo puede conectarse asimismo a algunos de los mandos del automóvil, tales como el freno o el embrague, por lo que también permite medir los tiempos necesarios para su accionamiento.