El calor específico es la cantidad de calor necesaria para elevar la temperatura de una unidad de masa de una sustancia en un grado. Al calor específico también se le conoce como capacidad calorífica específica o capacidad térmica específica. Primero vamos a entender qué es el calor específico de un modo más práctico y sencillo para, posteriormente, adentrarnos en su comprensión más teórica.
Supongamos que estamos haciendo una sopa en la cocina y que podemos utilizar, para moverla, una cuchara totalmente de metal o una totalmente de madera. Hemos dejado la sopa hervir y se nos ha olvidado retirar la cuchara, que queda sobresaliendo por fuera y que podemos coger. Si tú fueras el cocinero ¿Qué cuchara preferirías coger, la de madera o la de metal?
Si has optado por la cuchara de metal y te dispones a retirarla lo mejor que puedes hacer es ponerte un buen guante de cocina, porque en caso contrario lo más probable es que te quemes la mano. Curiosamente, aunque la cuchara de madera haya permanecido el mismo tiempo en contacto con la sopa no te ocurrirá lo mismo, pues la cuchara de madera no estará tan caliente como la cuchara de metal.
La diferencia está en que la madera requiere mucho más calor para aumentar su temperatura que el metal, expresándolo en calor específico, el calor específico de la madera es mucho más alto que el calor específico del metal (aunque hemos de matizar que habría que ser mucho más exacto en esto, pues distintos metales e incluso distintas maderas también tienen diferente calor específico). Si tuviéramos que expresarlo de un modo cotidiano y poco técnico podríamos decir algo así como que el metal retiene más el calor que la madera, de ahí que tenga menor calor específico, pues es más fácil subir su temperatura.
El calor específico o capacidad calorífica de un determinado cuerpo se denomina con la letra "c" y se define como la cantidad de energía que debemos aportar para aumentar su temperatura. Así, por ejemplo, tenemos que:
El agua tiene c=1
Porque un gramo de agua requiere una caloría para aumentar su temperatura en un grado centígrado.
Es decir, que la "c" o calor específico de un cuerpo viene definida por la cantidad de calorías que son necesarias para que un gramo de masa de dicho cuerpo aumente su temperatura en un grado (Siempre que estemos hablando de calor específico medido en calorías por gramo por grado centígrado -o celsius-)
Dicho de otro modo;
Calor específico = Energía /(masa * Aumento de temperatura)
Si hablamos de calorías por gramo por temperatura en Celsius entonces:
Calor específico = Calorías /(gramos * Aumento 1º Celsius)
Un ejemplo:
Sabiendo que el hierro tiene, en calorías por gramo, un calor específico de 0,12 ¿Cuántas calorías necesitamos para aumentar en un grado la temperatura de 200 gramos de hierro?
0,12= Calorías /(200*1)
0,12*(200*1)=Calorías
0,12*200=Calorías
24=Calorías
Por tanto necesitaríamos 24 calorías para aumentar en un grado la temperatura de 200 gramos de hierro.
Sin embargo hay algo importante que debemos saber, y es que el Sistema Internacional de Unidades de Medida expresa el calor específico en Julios por kilogramo por grado Kelvin en vez de en Calorías por gramo por grado Celsius.
Utilizando el calor específico del agua tenemos que
c = 1 cal/(gramo * ºCelsius)
Sin embargo, utilizando el Sistema Internacional de Unidades de Medida, entonces el calor específico del agua es:
c = 4186 Julio/(kilogramo * ºKelvin)
Así, sabiendo el Calor Específico de una sustancia según el Sistema internacional de Unidades de Medida, es decir, en J/(Kg*ºK) podemos calcularlo en cal/(gramo*ºC) dividiendo dicha cifra por 4186. Mientras, si sabemos el calor específico en cal/(gramo*ºC) podemos calcularlo en J/(kg*ºK) multiplicando dicha cifra por 4186.
Tenemos por tanto que 4186 es el factor de conversión entre el calor específico medido en J/(kg*ºK) y el medido en cal/(gramo*ºC).
Aquí mostramos una tabla con algunos materiales y su calor específico
En el mundo de la automoción el calor específico es tremendamente importante para la determinación de los materiales empleados en muchos lugares del vehículo.
Así, por ejemplo, la utilización de discos de freno en aluminio permite no solo ofrecer un menor peso que los discos de freno de acero, sino que además estos elementos son capaces de disipar el calor de un modo más satisfactorio, pues el calor específico del aluminio es mucho mayor que el acero y, por tanto, es capaz de soportar mayores temperaturas y ofrecer así mejor frenada y durante mayor tiempo antes de llegar a fatigarse.