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VOLANTE (de la dirección) - Definición - Significado

Órgano mediante el cual el conductor transmite a las ruedas el movimiento de la dirección.

Inicialmente, estaba constituido por una barra, que actuaba sobre el cuadrilátero de la dirección de la misma forma que un timón. Pero, pronto fue substituida por un manillar con dos empuñaduras y eje de rotación vertical. A través de numerosas formas intermedias se llegó luego al volante redondo. La primera empresa que lo adoptó fue, probablemente, la Daimler en 1894, la cual empleó un volante de fundición.

En el manillar se solían instalar ya numerosos mandos, tales como el acelerador, el avance, el pulsador de masa, el claxon, etc. Con el volante circular, a éstos se unieron también los mandos del sistema eléctrico de alumbrado, el cambio de marchas y así progresivamente hasta trasladar casi todos los mandos a la columna de la dirección.

En su forma moderna, el volante está constituido por la corona, accionada por el conductor, un cubo unido al eje y una serie de radios que unen la corona y el cubo. La fijación al eje se obtiene mediante una chaveta, un perfil cónico o cuadrado, o bien, más modernamente, acanalado.

La corona puede poseer uno de los diámetros de la siguiente serie normalizada por DIN: 400, 425, 450, 475, 500, 550 y 600 mm. Sin embargo, existen, y se emplean mucho en los automóviles deportivos, volantes de diámetros menores. La corona lleva unos salientes, en forma de huellas o similares, destinados a facilitar su agarre.

Los radios, de sección circular, elíptica o rectangular, eran 3 ó 4 hasta los años cincuenta. Luego, se redujeron a 2, situados uno a continuación del otro o, más frecuentemente, formando un ángulo, para facilitar la lectura del cuadro, o incluso a uno solo, como en los Citroen, en los que constituye una prolongación de la columna de la dirección.

En un principio, el volante era de acero y madera, mientras que, en la actualidad, suele emplearse aleación de aluminio revestida de plástico. El revestimiento tiene la doble función de facilitar el agarre por parte del conductor y evitar reflejos perjudiciales.

La relación entre la rotación del volante y la de las ruedas es de 18:1 para los vehículos en que la dirección se denomina directa (los de tracción delantera o los que poseen cajas de cremallera), y aumenta hasta 22:1 e incluso más para las berlinas normales (dirección suave y muy desmultiplicada). En los automóviles de competición (Sport, Prototipos y Fórmula), la relación desciende hasta 10:1. Ello significa que, para girar las ruedas 9o, hay que girar el volante 90°, es decir, un ángulo recto. Es preciso observar que, en cualquier caso, el valor de dicha relación solamente es válido con las ruedas en posición de recta, ya que, con las ruedas giradas, adopta un valor distinto (mayor) por efecto de la forma geométrica del cuadrilátero de la dirección. Normalmente, el volante va situado, en un vehículo, del lado opuesto a aquél por el que se circula. Por tanto, en la mayoría de los países el volante va a la izquierda. De este modo, el conductor queda situado hacia el centro de la carretera, lo cual facilita los adelantamientos, aunque hace menos precisa la percepción del borde derecho (ciclistas, arcenes, aceras, etc.). Un gran problema es el de la seguridad pasiva del volante; debe proyectarse de manera que reduzca las consecuencias del choque del tórax del conductor contra el mismo. Los artificios destinados a este fin son múltiples y pueden referirse al volante propiamente dicho o a la columna del mismo. Se trata, por ejemplo, de realizar un volante con los radios muy anchos o un cubo de gran diámetro, eventualmente dotado de un acolchamiento (Mercedes), de manera que constituya casi un apoyo para el tórax del conductor. Otro sistema, de procedencia norteamericana, es el volante de cáliz, es decir, con su eje alejado de la corona y los radios situados según una superficie cónica, obteniéndose así un conjunto carente de cubo centra) y fácilmente deformable hacia arriba. Finalmente, la solución Citroen consiste en un radio único que, al curvarse, da lugar al eje, el cual, de esta forma, se encuentra suficientemente alejado del conductor. La posición del volante se estudia cuidadosamente para que, ergonómicamente, sea la menos fatigosa. En algunos automóviles de prestigio, la posición del volante puede regularse en función de la corpulencia del conductor.

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