Instrumento que ha tenido siempre cierta difusión en los automóviles con el fin de facilitar el control de la hora.
Antiguamente se recurrió incluso a soluciones curiosas, como su colocación en el centro del volante o en la palanca del cambio. Su funcionamiento, ya prácticamente abandonado el sistema convencional de muelle, suele ser eléctrico, mediante balancín, o bien electrónico con cristal de cuarzo. Debido a que el consumo de corriente es despreciable, los relojes van conectados permanentemente a la batería.
En presencia de autorradio, si el reloj es de tipo eléctrico es preciso que vaya provisto de un dispositivo antiparasitario.