Aparato que permite la comunicación de sonidos (en especial la voz) por ondas radioeléctricas entre 2 estaciones fijas o móviles con la posibilidad de transmitir, de manera simultánea o alternativa, en ambos sentidos.
Los automóviles puede ser equipados con instalaciones autónomas o con dispositivos que se integran con la red telefónica normal. En el primer caso, el aparato consiste en un receptor-transmisor convencional de tipo portátil, adaptado a las aplicaciones sobre automóviles, que opera sobre varias gamas de onda. Las características funcionales varían según la gama utilizada; por las condiciones especiales en que tienen que operar las radios montadas en los vehículos, se obtienen mejores resultados con instalaciones de modulación de frecuencia que, por su escasa sensibilidad a los parásitos, permiten recepciones de calidad dentro de un radio de acción bastante amplio, incluso en zonas urbanas. Con los difundidos receptores-transmisores que funcionan sobre la gama de 27 MHz, denominada Citizen Band (C.B.), se obtienen resultados algo inferiores.
Debe tenerse en cuenta que el empleo de aparatos receptores-transmisores, en función de la gama utilizada y de la potencia de emisión, está reglamentado en los diversos países por legislaciones complejas, cuya continua variación no permite establecer con exactitud qué aparatos y durante cuánto tiempo serán utilizables en los automóviles.
En el sector de las competiciones también han encontrado aplicación los aparatos de este tipo a partir de los años setenta. De hecho, los equipos más avanzados han dotado sus coches con radiotransmisores para conseguir un contacto constante entre el piloto y el box en las carreras en pista, o con los centros de asistencia, en los rallies.
Por otra parte, un método absolutamente legal para recibir y transmitir comunicaciones desde un automóvil consiste en la extensión de la red telefónica, con conexión (directa o indirecta) entre la red telefónica y los radiorreceptores móviles.