Se trata de un mecanismo que permite a los motores sobrealimentados incrementar la potencia y el par por unos instantes. Cuando la electrónica detecta que el propulsor trabaja a plena carga, se produce una sobrepresión en la alimentación con el fin de que el turbocompresor funcione a su máxima capacidad durante un determinado tiempo, que suele oscilar entre los 10 y los 20 segundos. Esta función resulta de gran utilidad en momentos puntuales de máxima exigencia, por ejemplo, al realizar un adelantamiento.