Un problema notable de la dinamo es el referente a su ventilación, ya que su refrigeración es necesaria dada la proximidad del motor. Las temperaturas de utilización de la dinamo están limitadas por los materiales empleados en su construcción y de manera especial por los aislantes. Se puede mantener la temperatura de la dinamo dentro de los límites aceptables, haciendo que la corriente de aire del ventilador atraviese el inductor o el inducido. Este segundo sistema es mucho menos eficaz, pero es el único que se puede emplear cuando el motor en el que se ha montado la dinamo está obligado a actuar en zonas polvorientas.
Por lo que concierne al mantenimiento de la dinamo, >iueda limitado a observar algunas normas y operaciones sencillas. Primeramente es necesario que la luz roja de control, situada en el tablero, permanezca apagada, o bien que el amperímetro señale corriente de carga, cuando se rebasan las 600-700 rpm del motor. En caso contrario hay que hacer una revisión de la dinamo. Cada 6.000-8.000 km conviene comprobar la tensión de la correa de mando. Cada 10.000-15.000 km es aconsejable limpiar el colector con un paño; en dicho caso también es conveniente verificar el desgaste de las escobillas, substituyéndolas en caso necesario. Merecen cuidado los cojinetes y los casquillos del inducido, en lo que a su lubricación se refiere. En efecto, si la lubricación no es suficiente, el elevado régimen de rotación provoca en poco tiempo un desgaste notable, con consiguientes vibraciones, que pueden ocasionar que el inducido llegue a tocar el estator, perjudicando irreparablemente la dinamo. El desgaste de las laminillas del colector ocasiona una ovalización de su circunferencia y los consecuentes saltos y chispas de las escobillas.