Aparato para la puesta en marcha de los motores, muy extendido a principios de siglo antes de la aparición de los motores de arranque eléctricos. Consistía en una bomba rellena de ácido carbónico líquido a 60 atm y en un cilindro con un pistón unido a una cremallera. Desde el puesto de conducción, mediante un grifo, se podía regular el paso de gas carbónico al cilindro, con el consiguiente desplazamiento de la cremallera. Ésta engranaba con un piñón del cigüeñal dotado de giro libre.
El sistema permitía efectuar cerca de 100 arranques con una bombona de 2 kg de producto, permaneciendo inalterable la posibilidad de utilizar la manivela de arranque.