Se denomina así a la envoltura, construida generalmente por fusión de aleación ligera, que posee la doble finalidad de soportar los ejes del cambio y contener el aceite lubricante.
En las construcciones más modernas, la caja del cambio posee exteriormente numerosos nervios que, además de dar rigidez al conjunto, facilitan su refrigeración.
Debido a que el consumo de lubricante es casi nulo, tan sólo en unos pocos modelos de automóviles existe la posibilidad de controlar el nivel del mismo y, en general, la cantidad exacta puede regularse únicamente por exceso mediante un tapón de nivel adecuado, por el cual se descarga el aceite sobrante.