AGUA - Definición - Significado

Es el líquido que se emplea corrientemente en los motores de combustión para la necesaria refrigeración de las paredes de los cilindros y de la culata.

En el agua, por efecto del calentamiento, se produce la descomposición de las sales solubles que contiene. Estos depósitos forman unas incrustaciones de tipo calcáreo sobre las paredes de los cilindros, en los conductos de las culatas y en los tubitos de los radiadores, que disminuyen su coeficiente de transmisión, reduciendo la cantidad de calor absorbido hasta provocar fenómenos de sobrecalentamiento.

Por este motivo, periódicamente, o cuando se note una elevación excesiva de la temperatura en condiciones de funcionamiento normal del motor, es preciso proceder a un lavado adecuado de todo el circuito de refrigeración con productos desincrustantes. Si no se desea recurrir a productos especiales, es suficiente adquirir carbonato sódico y disolverlo en agua en la proporción de 15 g por cada litro de agua. Una vez preparada la cantidad necesaria de mezcla, se vierte en el circuito (previamente vaciado) con la ayuda de un embudo dotado de un filtro de malla fina. A continuación se hace girar el motor a bajo régimen durante unos 20 mn como mínimo y después se vacía el circuito. Cuando el motor se ha enfriado, se hace circular agua corriente por la instalación, dejando abierto el tapón (grifo) de descarga. Se cierra el grifo y se vuelve a llenar con agua pura, haciendo girar el motor durante algunos minutos. Se descarga el agua nuevamente y se procede a su reabastecimiento normal, siempre con el motor frío.

Otra impureza del agua perjudicial para el circuito es la presencia de cloruros, en especial de magnesio, que originan fenómenos de corrosión con formación de óxido. En este caso se hace preciso, especialmente en los períodos estivales, añadir anticorrosivos.

En los meses de invierno, cuando la temperatura desciende por debajo de los 0 °C, es preciso añadir al agua productos anticongelantes para evitar que la formación de hielo en el motor y en el radiador produzca daños irreparables. En el mercado existen líquidos de estas características que además contienen aditivos antiespumantes, antioxidantes y an-tiincrustantes; en estos casos no son aconsejables las adiciones de productos emulsiona-bles anticorrosivos, a menos que exista la certeza de que ambos productos sean compatibles entre sí.

Además de como refrigerante, el agua se emplea en los automóviles modernos para llenar el recipiente del lavacristales, mezclada con jabones líquidos de características desengrasantes y, a veces, anticongelantes.

Además, el agua aparece en forma de vapor en los gases de escape de los motores, ya que todos los hidrocarburos, tanto líquidos como gaseosos, forman, durante su combustión, moléculas de agua que se liberan en forma de vapor.

En ciertas condiciones, el agua puede incrementar el rendimiento de un motor (sobre todo si se trata de una turbina de gas o de un motor de pistones sobrealimentado) cuando se inyecta en la cámara de combustión en una proporción de un 5 a un 10 % del caudal de combustible. La explicación de este fenómeno, aparentemente paradójico, reside en el hecho de que el agua, en este caso, funciona como refrigerante adicional en el interior del cilindro, ya que, al evaporarse, absorbe cierta cantidad de calor. Esto produce una disminución de la temperatura de la mezcla, un consiguiente aumento de su densidad y, por tanto, una mejora de la eficiencia volumétrica. Durante la fase de compresión, el agua, que aún puede evaporarse, reduce el valor final de la presión al término de la carrera, variando el proceso casi adiabático de la fase de compresión. Por tanto, la inyección de agua ayuda a reducir el riesgo de detonación en los motores con relaciones de compresión altas.

Durante la combustión, se produce la descomposición en hidrógeno y oxígeno, con una absorción de calor, además de que el vapor actúa como diluyente. Todo esto contribuye a disminuir las temperaturas máximas del ciclo. Por tanto, la inyección de agua se revela útil tan sólo en los motores sobrealimentados y en las turbinas para mantener entre niveles aceptables las temperaturas en la cámara de combustión y en los alabes. En los motores normales permite su funcionamiento con gasolinas de índice de octano más bajo, mientras que el incremento del rendimiento se obtiene con mayor dificultad a causa de los problemas de dosificación para regímenes continuamente variables. Por este motivo, la inyección de agua en los motores para automóviles ha tenido escasa aplicación, aunque ha sido intentada varias veces.

Últimamente, las normas de anticontaminación han hecho que se considere de nuevo la inyección de agua como medio para reducir el contenido de óxidos de nitrógeno en el escape, los cuales se forman a las temperaturas más altas del ciclo de combustión. Como se ha indicado, la inyección de agua reduce la temperatura y, en la práctica, se ha encontrado, para los motores CFR, una reducción de los óxidos de nitrógeno.